APRECIACIONES
DE MI PROCESO

Evaluación de profesores
Jorge Mario Escobar

Profesor de Planta . Departamento de Artes Escénicas
Facultad de Artes – PUJAV

«Percibo que ahora la mirada de Natalia es clara, profunda e inmensamente brillante y por donde vaya podrá iluminar las rutas que emprenda».

Escribir sobre el viaje de Natalia en la carrera de artes escénicas, es escudriñar en los recuerdos para reafirmar que he sido testigo de la tenacidad de una artista que ama el oficio, que es apasionada y que, pese a las circunstancias, lucha por alcanzar sus sueños. ¿Qué es aquello que hace que una persona, en medio de una tragedia mundial, como la pandemia del Covid 19 quiera estudiar remotamente una carrera como esta? La respuesta, para mí, es el deseo y a Natalia eso la moviliza.

Cuando estuvo en la clase de principios de actuación II, tuvimos la fortuna de retornar al aula y fue ahí, donde por primera vez, después de casi dos años de encierro, pudimos estudiantes y maestros, volver a vernos a los ojos. Los de Natalia siempre han sido grandes, brillantes y hermosos, sin embargo, en ese momento, se sentían apagados y tristes… Durante el proceso eso fue cambiando y al finalizar el semestre su mirada fue distinta y su presencia empezó a fortalecerse. Con la intención de seguir fortaleciendo esa presencia, recuerdo haberle sugerido matricular la clase de acciones físicas y la de improvisación teatral, pero para mi sorpresa, ella matriculó la técnica básica de clown, en la cual yo era uno de los profesores.

En esta clase se invita a los estudiantes a navegar a partir de su propio yo, para construir un personaje payaso, que, en últimas, es la exaltación física y emocional de quién y cómo es cada uno. Palabras como autoimagen, el propio cuerpo, la vulnerabilidad, el propio ridículo, entre otras, se fueron entretejiendo a medida que el curso avanzaba y Natalia logró, además de hacer tres escenas poderosas y cómicas, reafirmar una presencia única, una manera particular de estar en la escena, pero, sobre todo, agudizar su escucha.

Con herramientas más sólidas y con la claridad que permite un camino ya allanado, Natalia entró al ensamble del ciclo 2230 que codirigí con Carolina Mejía Garzón. La propuesta era llevar a escena el texto En la raya, del Teatro La Candelaria, con dramaturgia y dirección del Maestro Santiago García. En esta pieza, un grupo de teatro

 

de una organización social, conformada por habitantes de calle, deben montar la obra Crónica de una muerte anunciada de Gabriel García Márquez, para mostrarla a un grupo de personas importantes del gobierno local y de otros países. Por supuesto, la mesa estaba servida para que ocurrieran las situaciones más disparatadas con este grupo de artistas aspirantes a actores. Natalia desarrolló un personaje con unas particularidades específicas que llegaron a feliz término por su tenacidad y disciplina. Los ensambles, nos invitan a asumir la creación en colectivo a partir de un objetivo común y en ese sentido Natalia siempre estuvo presente y dispuesta a colaborar en el montaje. Al final del proceso hablamos sobre la importancia de seguir profundizando en el trabajo vocal y ella acató de la mejor manera las sugerencias.  

En ese ensamble fue la última vez que compartimos como profesor-estudiante, pero no por ello he dejado de seguir sus pasos dentro de la carrera. Me contó que estuvo de intercambio en Barcelona, en donde a mi modo de ver, fortaleció aún más su presencia y su carácter. Creo que los viajes te permiten, aparte de respirar nuevos aires, dejarte permear por las fuerzas con las que te vas encontrando. He podido apreciar en Natalia, por ejemplo, en el ensamble de teatro gestual del ciclo 2430 a una artista con una presencia sólida, una presencia que navega por distintas posibilidades o cualidades como la de la liviandad, la del peso extremo, la de la vibración, entre otras. También la pude apreciar en su cierre de clase de acciones físicas y pude notar su fuerza y su precisión con el movimiento-acción y con la palabra.

Ahora, adportas de terminar este pequeño viaje, debo decir que celebro haber sido testigo de ello y a Natalia recordarle que no deje nunca de preguntarse por su quehacer, que no detenga sus intentos por comprender las dinámicas de su cuerpo, de su ritmo interno… Percibo que ahora su mirada es clara, profunda e inmensamente más brillante y por donde vaya podrá iluminar las rutas que emprenda.   

 ¡Le auguro lo mejor!

Evaluación de profesores
Olga Lucía Cruz

Profesora de Planta . Departamento de Artes Escénicas
Facultad de Artes – PUJAV

«Natalia es poderosa en el escenario, muy observadora, perseverante, sarcástica y capaz de matizar sagazmente entre la ternura y la dureza.

La animo a continuar profundizando en el poder de su mirada y su vulnerabilidad en el escenario, pues son aspectos de su ser actriz y clown que la podrían sorprender aún más en sus búsquedas escénicas».

El encuentro con Natalia fue gradual, y más desde el terreno del acompañamiento a su proceso académico general, que de la convivencia en las clases.

Este acompañamiento siempre estuvo enmarcado en conversaciones que procuraban dilucidar su tránsito por el programa, y su modo de agenciar sus intuiciones tanto como aquello que la experiencia artística le iba develando. Así, dichas conversaciones se acentuaron en el tiempo de definición de su proceso de intercambio, en el que pude escuchar su anhelo de encontrarse con nuevos horizontes, al tiempo que abrirse y probarse en otros escenarios, poniéndose siempre en juego de forma valiente y muy consciente.

La recuerdo sonriente y soñadora, con la curiosidad a flor de piel. En ese momento, Natalia estaba muy interesada tanto en el movimiento como en la actuación, por lo que se arriesgó a  vivenciarlas en el Institut del Teatre. Este proceso fue retador  para Natalia, no solo por el manejo que tuvo que dar, en tiempo récord, con la lengua catalana, sino también por lo que le significó la distancia con su familia y la novedad de otras costumbres, que en ocasiones no son tan amables. Recuerdo un momento en el que, de forma muy conmovedora, me compartió su reflexión en torno al gran valor que encontraba  en  las  pequeñas cosas  de  su  cotidianidad  en  Bogotá,  y  que  solo en  la distancia lograba apreciar.

 

Luego vendrían los quebrantos de salud, que superó con valentía y amor. Con todo, la Natalia que retorna a Bogotá trae consigo una fuerza inagotable, que encaminaría de forma propositiva y creativa sus siguientes semestres.

Sin duda, esa experiencia le ayudó a Natalia a afianzar grandes comprensiones que ha sabido enfocar en su actuación y en su cualidad de movimiento, en su agilidad en el escenario y en la escucha a sus pares, pues la pude apreciar en ello como ejecutante creadora en los Ensambles de Clown, Ensamble Interdisciplinar y Ensamble de Danza, en los que, además, supo potenciar su presencia.

Natalia  es poderosa en el escenario, muy observadora, perseverante, sarcástica y capaz de matizar sagazmente entre la ternura y la dureza. La animo a continuar profundizando en el poder de su mirada y su vulnerabilidad en el escenario, pues son aspectos  de su ser actriz y clown que la podrían sorprender aún más en sus búsquedas  escénicas.

¡Le auguro lo mejor en su vida profesional y estaré atenta a sus propuestas, que sin duda darán nuevos aires a la escena colombiana!.